Discurso y choreo. La realidad los hace a un lado
Durante el streaming realizado ayer en Los Expulsados surgió una discusión muy interesante entre mis compañeros Juan Antonio Pérez y Luciano Sabatini. Hablando del inicio de los registros del programa “Jóvenes construyendo futuro”, Sabatini mencionó que le parecían riesgosos los programas de apoyo social porque facilitan el clientelismo electoral. Los que sabemos qué era el PRI y vivimos sus gobiernos en México sabemos perfectamente lo que Luciano advierte y entendemos que esos programas no sirven, pero es del Gobierno federal actual y dejemos el tema ahí, confiando en las buenas intensiones.
En lo personal me parece que ese programa en específico, que aporta un poco más de 5,000 pesos a jóvenes que realizan actividades laborales en empresas, es una forma de subsidiar empleos y generar “un poco” de competencia desleal entre trabajadores. Lo explico.
Un empleador debe atender una serie de requisitos para generar una plaza laboral y entre ellos podemos mencionar pago al Instituto Mexicano del Seguro Social, pago al Infonavit, pago a los Gobiernos estatales con el 2% o 3% de impuestos sobre nómina y eso además del salario mismo. De esta forma una persona que gana un salario mínimo al día en Sonora, que para 2022 es de 260.34 pesos, representaría en costos mensuales más de 9,700 pesos por el ingreso neto más impuestos y seguridad social.
Si tuvieras la opción de recibir a un becado del programa gubernamental o un buscar un empleado de mostrador: ¿Cuál empleado novato contratarías?
Debe ser novato porque gana el salario mínimo, difícilmente un empleado calificado trabajaría por menos del mínimo, pero recibir a un joven beneficiado por el programa del Gobierno Federal me permite tener un empleado que no tiene costo directo para la empresa y al mismo tiempo se elimina una opción de trabajo en el mercado laboral para quien no accede al programa, nadie necesita dos personas haciendo lo mismo.
¿No sería más justo eliminar obligaciones patronales y permitir la negociación libre entre empleado y empleador? ¿No podemos permitir al patrón ofrecer un trabajo de 5,000 pesos a un joven sin experiencia y que el patrón no se vea obligado a asumir los compromisos laborales que resultan de una contratación? ¿Los Gobiernos pueden generar condiciones que alteran el mercado laboral interviniendo en el proceso cobrando impuestos o subsidiando empleo? ¿Qué clase de labor le puedes asignar a un joven de entre 18 y 29 años que recibe una beca por realizar una actividad en una empresa y que no pueda hacer otro por el mismo monto y que lo pague la empresa que lo requiera y no los contribuyentes?
El programa tiene muchas aristas que deberían alertar sobre un problema que resulte en daños a la economía y no propiamente beneficios al generar competencias desiguales entre jóvenes y acceso a recursos públicos de forma inequitativa.
Pero eso no es todo, como sucede con los programas de beneficio social, siempre generan más desigualdad, esa que tanto preocupa a los idealistas de izquierda y derecha, pues las empresas que se ven mayormente beneficiadas por el subsidio al empleo no son los talleres mecánicos de la esquina, la panadería de la colonia o la pequeña empresa textil en un rincón de Chiapas. Las empresas que reciben empleados subsidiados son Coca Cola, Banco Azteca, Bank of America, Bachoco, Jumex y si quieres conocer más, aquí está un enlace. (disponible el 27 de enero de 2022)
No podemos negar que existe la probabilidad de que en algún taller de Veracruz colabore un joven que participa en el programa Jóvenes Construyendo Futuro, hay que aceptar que deben existir situaciones idóneas según la visión del programa, pero no son la mayoría, puesto que son las grandes empresas las que generan más registros en el programa y ¿dónde prefieren trabajar los jóvenes de entre 18 y 29 años, en Liverpool o en la panadería de la colonia?
Los programas sociales empeoran el problema que pretenden solucionar, no es necesaria la intervención de un tercero en una negociación personal como es trabajar y cuánto deseo ganar por mi labor diaria, en especial en las pequeñas empresas. La realidad es que contratar un empleado en México es una apuesta que el patrón tiene perdida, los “Derechos Laborales” pasaron de ser un elemento de equilibrio a un factor de riesgo para el patrón.
Como liberal-libertario los “Derechos Laborales” representan un problema provocado por el Estado y sólo generan productos que se comercializan en el mercado de la corrupción. Acepto que en México exponerlo así es casi pedir que te lleven a la hoguera de los “desclasados”, pero en un correcto punto medio para iniciar una discusión pública al respecto, debemos aceptar que hemos creado una idea falsa del “Derecho Laboral” convirtiendo al pequeño empleador en víctima, limitando la competitividad y consolidando las grandes empresas como las únicas capaces de generar oportunidades de empleo “dignas”.
Son las leyes las que impiden la movilidad laboral; las personas con más de un año en un puesto no renuncian porque no quieren perder “su antigüedad”, más nunca porque su empleo les gusta. Son los “Derechos Laborales” los que impiden que un pequeño panadero, tortillero, mecánico, comerciante o creativo genere empleo, es más riesgo someterte al juicio laboral iniciado por un empleado molesto que perder la empresa porque sólo puedes atender a un cliente por semana.
Debemos aceptar que el Estado Mexicano violente las leyes ofreciendo una beca a jóvenes que realizan actividades laborales en empresas por algo más de 5,000 pesos, incumpliendo con las obligaciones que cualquier patrón adquiere con sus empleados y liberando a los empleadores de sus obligaciones con el fisco, el IMSS e Infonavit, alternado con ello el ecosistema laboral y económico mexicano. Dejemos que los empleadores contraten libremente a sus jóvenes, que ellos paguen el costo y destinemos a la compra de vacunas contra el COVID los más de 21 mil millones de pesos que servirán para subsidiar empleo a empresas consolidadas y transnacionales en 2022.
Los programas sociales causan más problemas de los que resuelven. pero como advierte Friedrich Hayek en su obra “Camino a la Servidumbre”: Cualquier intento por generar resultados similares en personas distintas terminará en el incumplimiento de la ley y por lo tanto tratando de forma desigual a las personas.
Jóvenes Construyendo Futuro tiene un profundo sentido de justica social, no lo dudo, pero al aplicarlo tratamos desigualmente a los emprendedores y empresarios, impactamos negativamente a los jóvenes que no tienen acceso a estas oportunidades por cuestión geográfica, acceso a información o educación y beneficiamos a grandes empresas, a empresarios que aprovechan el programa para contratar parientes y, lo más importante, se altera la generación de empleos cuya limitante se refuerza en las mismas leyes del Estado Mexicano a imponer costos extras bajo la idea de la justicia social.
¿Cuál es el sentido de generar la idea de la justicia social si es a través de la ley y del Estado que se genera desigualdad que impide a los más pobres dejar a pobreza?
Cualquier política dirigida directamente a un ideal de justicia distributiva, es decir, a lo que alguien entienda como una distribución «más justa», tiene necesariamente que conducir a la destrucción del imperio de la ley porque, para poder producir el mismo resultado en personas diferentes, sería necesario tratarlas de forma diferente. Y ¿cómo podría haber entonces leyes generales?
Friedrich Hayek, Camino de servidumbre.